Las esculturas de escala modesta en las paredes de esta exposición electrizante me parecieron talismanes para nuestros tiempos de emergencia: elaborados en un tamaño listo para viajar, desplegando color como forma de sustento y textura como medio de comunicación, escépticos sobre la magia pero sin embargo listo para tomar prestado de lo totémico. En las obras de esta muestra, que abarca más de 40 años de su carrera, Outterbridge ha ensamblado y transformado objetos encontrados resonantes de manera que empujan la larga sombra de la historia estadounidense e insisten en la presencia crucial de gestos discretos hechos a mano.
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